Alguna vez has sentido que no puedes seguir
adelante? Estas frustrado y sientes que no tienes salida y todo esto es a causa
de tus problemas? Sí, esos problemas que están allí todos los días en tu mente,
de esos que te recuerdas a cada momento y simplemente no podés vivir en paz a
causa de ellos.
Probablemente pienses que si esos problemas
se resolvieran, todo en tu vida estaría bien y serías FELIZ; puede ser que tus problemas sean que te
sientes sol@ porque no tienes novi@, pueden ser tus estudios, problemas
económicos en tu casa, mala relación con tus padres, vicios con drogas o
alcohol, problemas en tu matrimonio, enfermedades, depresiones, sientes que
Dios te ha abandonado, etc.
Son gigantes en tu vida que no puedes derrotar y le
has pedido a Dios interminables veces y le has prometido infinidad de cosas a
cambio de que ESE problema desaparezca en tu vida.
Quiero darte un mensaje de parte de Dios
para ti:
“Hijo mío, empieza a ver tus problemas de la manera que YO los veo”
¿Como así? ¿Ver mis problemas con los ojos de
Dios? Sí, así es. Deja de ver tus problemas con tus propios ojos, como los
gigantes que representan en tu vida y míralos como Dios los ve, como algo pequeño
a comparación de su poder, su propósito para tu vida y su amor por ti.
Te daré algunos consejos para que puedas
ver tus problemas como Dios los ve:
1-
Nadie se escapa de los problemas y aflicciones. Dios nunca dijo: Anda
en mis caminos y tus problemas se solucionarán, al contrario Jesús dijo: En el mundo tendrán
aflicciones; pero confíen, yo he
vencido al mundo. Juan 16, 33. Él ya derrotó esos gigantes por ti en la
cruz, los cargó en la cruz, cada gota se su sangre sirvió para vencerlos por
ti, solo queda aceptar esa victoria en tu vida
2-
Tu felicidad no viene de algo externo siempre viene de tu interior. La verdadera felicidad y plenitud jamás vendrá de algo material o
cambios a tu alrededor, siempre viene de tu interior, Dios quiere obrar en tu
vida a modo que puedas sentirte contento en cada situación de tu vida y que
sientas felicidad a causa de su presencia. El rey David lo tenía muy claro y
escribió: “En tu
presencia hay plenitud de gozo” Salmo 16, 11
3-
Empieza a depender completamente de Dios. Deja que Dios se encargue de tus problemas. Él permite aflicciones
en tu vida para formar un carácter pero mucho más de eso porque Él quiere que TÚ
lo conozcas, Él tiene un propósito eterno detrás de todo, deja que Dios se
glorifique en tu vida dependiendo completamente de Él, sin importar las
circunstancias. “No vivan preocupados por
tener más dinero. Estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho en la
Biblia: «Nunca te dejaré desamparado.»” Hebreos 13, 5
4-
NO TE PREOCUPES. Es cierto somos humanos
y nos preocupamos pero en Mateo 6, 31-31 Jesús te dice: “Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que
van a beber, o por la ropa que se van a poner. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan
por eso. Ustedes tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe
lo que ustedes necesitan.” En pocas palabras lo
único que tienes que hacer para no preocuparte es conocer a Dios por medio de
su palabra, oración y una relación íntima con Él
Por último déjame recordarte que tienes un
Dios que es mucho más grande que
tus problemas, Él ya venció por ti. Estoy completamente seguro que Jesús al
momento de ser maltratado y humillado en la cruz, pensaba en ti, tu nombre y
cara estaban en su mente y también tu problema, El dio su vida por ti pensando:
“Lo hago porque lo amo”. Jesús es Dios y podía bajarse de esa cruz sin ningún
problema y terminar con ese dolor pero no lo hizo porque le importó tu
salvación, tu victoria, tu verdadera felicidad, acepta tu victoria en este día
y te prometo que serás más que vencedor.
Has esta breve oración en voz alta donde
quiera que te encuentres, Jesús estará a la par tuya escuchando:
Jesús, ya no puedo mas, te necesito,
transforma mi mente, quiero ver con tus ojos para poder ver mis problemas como
TÚ los ves, recibo tu salvación y tu victoria en la cruz, te entrego mis
problemas y mi vida entera y de hoy en adelante dependo solo de ti, perdóname
por haber dudado de tu poder, llevo cautivo todo
pensamiento de derrota y frustración en mi vida, me declaro más que victorioso
en el nombre de Jesús, lléname de tu presencia para poder ser feliz sin
importar mi situación. Te amo Jesús, gracias por tu infinito amor. Amén.